Torcida
El reloj respira a veces con apuroOtras veces con tedio.
He quedado despierto
para ver el firmamento mientras gira sobre mí.
El aire se asfixia de mí
Campana tras campana.
El mar me llama a sus cuevas
Me niego a la invitación.
Mi agenda está llena de citas
Con la montaña o la araña.
Pegué mi imagen en el espejo
Para no recordarla nunca más
Y ella se olvide de mí.
Desayuné mis poesías,
Creo que me indigesté.
Algunas estaban crudas todavía.
Estas urbes malditas
Sin sueños me casan la vida
Como los anuncios de cabeza
Me tuercen los ojos.
Uno de mis primeros poemas que comparto con una foto tomada en la capital. |
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