A media hora del futuro,
alucino sobre el pasado
como burbujas en un vaso
largo y frío.
Viajan los ayeres,
los adioses y las penurias
a su muy urgente fin.
Dulcemente preparado
en la superficie del líquido.
¡Tanto que se sufre en el pasado
cuando se vive como presente!
Que fácil es estar a 29 minutos del futuro
y reírse del antes.
Frente a la neblina tentadora del mañana,
el futuro inevitable,
como el fin de una página…
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